miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?

Estaba demasiado bebida como para recordar todo lo que vivió. Luces de carteles de pubs o discotecas que parecían arcoiris y serpenteaban por el cielo, como si se tratasen de estrellas fugaces o cometas; algunas sonrisas que se desvanecían con sólo pestañear una vez, a veces incluso dos o tres; voces que se distorsionaban repentinamente en el cerebro, creando un sonido macabro y a la vez inquietante. Miles de tacones rotos por la calle, las chicas andaban descalza y mostraban sus piernas con medias rotas, o algunas incluso no llevaban. Los chicos iban demasiado fumados como para hablar, sólo reían, y reían, y volvían a darle una calada a su cigarrillo o porro, con caras de interesante o con caras de "qué coño estoy haciendo".


Ella iba ataviada con su abrigo negro, unos elegantes tacones de charol y un vestido tanto inocente como tentador, de un color crema precioso. El pelo, ya despeinado y sin forma, iba recogido en un elegante moño, parecía una señorita victoriana. La elegancia de sus pendientes contrastaba con la rebeldía y el estilo hippie de su dilatador. Sus ojos apenas presentaban sombra ni lápiz. Apenas le quedaba carmín en los labios. La boca le olía a Jack Daniels, rebujado todo con coca-cola light. "Odio la coca-cola normal" le decía a la camarera cuando le fue a pedir su cubata. Y la camarera no la miraba con cara rara. Decía que tenía pinta de ser alguien diferente, no precisamente especial.


Y como Maria Antonieta en Versalles se sintió la reina de la fiesta. Pero en vez de un amplio y pomposo salón de baile con música clásica, estaba en un mugriento antro, que tenía una tarima negra y pequeña y sólo bailaba ella. Y con los Arctic Monkeys de fondo. La banda sonora de sus veinte años.




Just let me dance like i've never done.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Hello there, the angel from my nightmare.

Mándame hoy un beso desde lejos, me da igual si desde la luna que pende del cielo o del reflejo de las estrellas en el agua. Cuídame estés donde estés. Haz que mi espíritu de niña ingenua madure, y se convierta en una mujer de una vez por todas. Échame de menos como yo a ti.


Y sobretodo, no te olvides nunca de mí. Nunca te olvides de que te quise, te quiero y te querré eternamente. Estés donde estés. 


Dile al viento que me acurruque con tu voz. Y así al cerrar los ojos vea tu imagen proyectada en mi mente.




Stop this pain tonight

viernes, 9 de septiembre de 2011

I miss you.

Te fuiste para siempre hace una semana. Exactamente una semana. Y no te puedes imaginar cuánto te echo de menos. Echo de menos ver tus preciosos ojos, de un color tan misterioso que no los podría describir con exactitud. Tus manos parecían arrugadas con el paso del tiempo, pero a mi me parecían suaves y cálidas. Echo de menos verte tejer en tu sillón, mientras veíamos la tele juntas y me preguntabas "¿tienes hambre ya? Te voy a preparar una tortilla que se te va a quitar el sentido". Y cada vez que me iba a la cama, no tardaba casi nada en dormirme, escuchándote hablar o canturrear antes de acostarte. Por la mañana siempre amanecía con pelos de loca, tú misma me lo decías. Cada vez que preparabas pasta con tu receta secreta de tomate se me hacía la boca un océano, no había persona que pudiera resistirse a tan suculento plato. Tus bizcochos, tus brazos de gitano hechos con galletas. Las travesuras con los primos en tu casa. Esos momentos no volveré a vivirlos nunca más. Pero siempre estarán en mi mente, en ese baúl de los recuerdos que no podemos ver. 


Estas navidades serán distintas sin ti. Y los reyes. Y todo el año en general. No sabes cómo se nota tu ausencia. 


Ojalá, estés donde estés ahora mismo, me estés viendo. Y también a todos los que te quieren. Y que, como te dijo mi madre en el hospital, si ves que me encuentro sin ganas de nada, envíame una señal. Me da igual, me conformo con lo más pequeño. Sabré que es suficiente y que estás ahí, intentando ayudarme de la manera que sea.


Siempre te querré, abuela. Ya nadie podrá hacerte daño. Ahora estarás con el abuelo, al que también echo mucho de menos. 


No importa lo lejos que estés, siempre te siento aquí conmigo.