viernes, 9 de septiembre de 2011

I miss you.

Te fuiste para siempre hace una semana. Exactamente una semana. Y no te puedes imaginar cuánto te echo de menos. Echo de menos ver tus preciosos ojos, de un color tan misterioso que no los podría describir con exactitud. Tus manos parecían arrugadas con el paso del tiempo, pero a mi me parecían suaves y cálidas. Echo de menos verte tejer en tu sillón, mientras veíamos la tele juntas y me preguntabas "¿tienes hambre ya? Te voy a preparar una tortilla que se te va a quitar el sentido". Y cada vez que me iba a la cama, no tardaba casi nada en dormirme, escuchándote hablar o canturrear antes de acostarte. Por la mañana siempre amanecía con pelos de loca, tú misma me lo decías. Cada vez que preparabas pasta con tu receta secreta de tomate se me hacía la boca un océano, no había persona que pudiera resistirse a tan suculento plato. Tus bizcochos, tus brazos de gitano hechos con galletas. Las travesuras con los primos en tu casa. Esos momentos no volveré a vivirlos nunca más. Pero siempre estarán en mi mente, en ese baúl de los recuerdos que no podemos ver. 


Estas navidades serán distintas sin ti. Y los reyes. Y todo el año en general. No sabes cómo se nota tu ausencia. 


Ojalá, estés donde estés ahora mismo, me estés viendo. Y también a todos los que te quieren. Y que, como te dijo mi madre en el hospital, si ves que me encuentro sin ganas de nada, envíame una señal. Me da igual, me conformo con lo más pequeño. Sabré que es suficiente y que estás ahí, intentando ayudarme de la manera que sea.


Siempre te querré, abuela. Ya nadie podrá hacerte daño. Ahora estarás con el abuelo, al que también echo mucho de menos. 


No importa lo lejos que estés, siempre te siento aquí conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario